Alelí se esconde dentro del carromato de Cielo, quien la encuentra y la ayuda a volver a la fundación. Cielo termina trabajando como mucama allí y ayuda a los chicos, sin saber lo que realmente les hacían Barto y Justina.
Con el tiempo, gracias a Cielo y a Nico, Barto y Justina son descubiertos y llevados presos. Alelí y el resto de los chicos de la fundación ahora pueden vivir una vida tranquila, bajo la tutela de Cielo y Nico.
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